¿Te has parado alguna vez a admirar la belleza de una simple jácena de madera con varios siglos de antiguedad? Tienen un gran poder de evocación del tiempo, debido sobre todo al tipo de corte que se hacía antiguamente, y al aspecto que van adquiriendo con los años. Hay varias particularidades de la madera que, aunque no las conozcamos, nos dan una idea subconsciente de su grado de antiguedad. La primera de ellas es su textura fibrosa, con las vetas dispuestas en el sentido longitudinal, de manera que se percibe con claridad cómo absorbe los esfuerzos debidos a la flexión. Ésta textura se acentúa con el tiempo, haciéndose más fibrosa aún, sobre todo si la pieza está expuesta al Sol, puesto que los rayos ultravioleta degradan la lignina del exterior. Asimismo, el color de la madera se va oscureciendo por el mismo motivo, o tornando al gris plata si está a la intemperie.
Otro de los aspectos estéticos vinculados a la antigüedad son las fendas, es decir, las grietas o aberturas que pueden aparecer en las piezas de madera. En realidad, estructuralmente son consideradas como un defecto, de manera que hacen bajar el precio de la viga en cuestión, dependiendo de su ubicación y dimensiones. Las fendas son un fenómeno hasta cierto punto inevitable, que se debe a la desecación del tronco una vez que ha sido cortado. Desde que el árbol se tala, hasta que la madera alcanza un punto de equilibrio en su humedad interna, que ronda el 8%, sufre un lógico proceso de desecación que le hace perder volumen. El problema es que al estar constituída por fibras, esa pérdida de volumen no es igual en todas las direcciones del espacio, siendo mas acusada en el sentido tangencial de los anillos de crecimiento, de manera que la grieta se produce longitudinalmente. Aun con todo, los efectos estructurales de una fenda no suelen ser graves, y hoy en día el proceso de secado se hace bajo control, por lo que los problemas de este tipo se han minimizado.
Hay una característica que también hace especialmente atractiva la apariencia de una viga -por lo menos para mi- y es la irregularidad en el corte, ya que en bastantes ocasiones, si no se trataba de un palacio o semejante, el acabado se realizaba con azuela, de manera que no quedaba una superficie perfectamente lisa, sino que poseía una ligera vibración en su geometría. Al margen de que esto pueda resultar mas o menos sugerente desde el punto de vista artístico, un acabado con hacha o azuela siempre favorece la durabilidad de la madera, puesto que lo que se hace es separar las fibras entre sí y dejarlas íntegras, mientras que una sierra las desgarra y les genera un frente más «atacable». Aunque el caso de la imagen inferior es extremo, debido a que las jácenas apenas están desbastadas seguramente con un hacha de boca ancha, en las viguetas y pilares se puede apreciar una sencilla escuadría con azuela.
Por último, y aunque las comparaciones son odiosas, me tengo que referir a algunas construcciones de madera que se hacen hoy en día, y que conste que no estoy en contra del progreso, pero tienen un problema en cuanto a su aspecto, porque se asemejan a juguetes de tamaño XL. Se cortan y cepillan mediante maquinaria, se vaporizan en autoclave, y finalmente se lijan o pulen, dándoseles la mayor parte de las veces un acabado satinado mediante lasures al agua o ceras, con lo que resultan piezas perfectas. Y ahí está el desencanto… son tan perfectas que parecen de mentira, y de hecho, en ocasiones cuesta verdadero trabajo diferenciar una madera de una copia en poliuretano.
A veces pienso que si alguien no quiere que la madera tenga aspecto fibroso, no quiere que tenga fendas y tampoco irregularidades ni deformaciones, realmente debería considerar si aprecia este material tan especial.
Totalmente de acuerdo, la madera sin fendas ni irregularidades tiene menos belleza…Me encanta el blog, va muy bien 😉
Muchas gracias Carmen, me alegra de veras que te guste el blog. Y sí, cuando en la madera se nota la mano que la ha trabajado, se transforma en un material precioso.
Tengo la misma opinion-cuestion-inquietud etc… Tanto peor se muestra estasensacion plastica al tacto, cuando lo hacen sobre madera antigua, que es para rasgarse las vestiduras, yo he llegado a tener que restaurar o rehabilitar una puerta del siglo XVII, que paso por el proceso de lijado,decapado y barnizado al poliuretano¡¡¡
Pobre puerta. Tal vez si no fuese por lo herrajes ni se la distinguiría de una recién hecha.
Muy interesante. Con su permiso, en mi blog, hago referencia a esta entrada.
Saludos
Hola Arancha. por supuesto, tienes todo el permiso del mundo. Gracias por compartir mi artículo y un saludo.
Excelente trabajo de divulgación. Mi enhorabuena.
Podría contactar con usted? Quisiera enviarle unas fotos de un cortjo en ruinas, pero que aún mantiene una nave a par y picadero con algunos elementos que no logro intensificar. Gracias de antemano
Hola Francisco, muchas gracias por tu comentario. Por supuesto que puedes contactar conmigo, la dirección de email es correo [@] albanecar . es ,y a ver si logro echarte una mano con esos elementos. Un saludo.
La belleza natural de la madera antigua es impresionante y ver como se aprovechaba en las decoraciones exteriores es sorprendente a pesar del tiempo. A mi gusta sobre todo cuando se exaltan las vetas de la madera rústica, resalta la naturalidad de la madera aumentando su perfección.