Hace siglos, cuando la construcción de edificios disponía de contados medios materiales, la madera ocupaba un lugar privilegiado. Los elementos de madera eran los únicos capaces de soportar la flexión estructural, y por ello, cuando la mayoría de las veces, no se podían ejecutar soluciones abovedadas, su aplicación era obligatoria. De esta manera, abundaban los profesionales que se dedicaban al trabajo de la madera, desde su corte y escuadría en bruto, hasta la labra y disposición final en el edificio, pasando por el transporte. En España, la época de mayor esplendor del oficio se alcanzó entre los siglos XIV y XVI, materializándose sobre todo -pero no únicamente- en fastuosas armaduras de lazo, en las cuales la estética de tradición hispano-musulmana y la técnica carpintera castellana dieron lugar a inigualables techumbres que aún hoy suscitan un gran asombro, debido a su grado de perfección.
En cuanto al nombre que recibían los trabajos, cuando se quería aludir en general a las labores carpinteras en el ámbito de la construcción, se usaba el término Carpintería de lo Blanco. ¿Por qué «de lo blanco»? Pues porque para la fabricación de vigas, pilares, pares, canes y en general cualquier pieza usada en edificación, se requerían maderas de árboles que se pudiesen escuadrar en piezas relativamente largas y con las fibras lo más paralelas posible al sentido longitudinal, y los árboles más adecuados para ello eran las coníferas, destacando especialmente los pinos. De ahí «lo blanco», puesto que la madera de conífera, al ser cortada, presenta un color blancuzco, o por lo menos más claro que la de los árboles frondosos o de hoja caduca.
Complementariamente existían dos vertientes más de la carpintería. Una de ellas era la de lo prieto, que por lo común se dedicaba a aperos de labranza y otras piezas destinadas a maquinaria agrícola, como molinos, etc. Dichas piezas requerían de maderas de una mayor dureza, y la condición de longitud no era imprescindible, por lo que en este caso eran más convenientes las frondosas, como pudieran ser el nogal, el roble, etc. Y la última variante de la carpintería era la de ribera, cuya insustituíble misión era la constucción de embarcaciones. Sin embargo, aún existían mas profesiones derivadas de la carpintería, tales como los vigoleros, que hacían instrumentos musicales, o los entalladores, que se dedicaban a los retablos y la imaginería religiosa, pero en cuanto a su consideración, se les situaba al margen del grupo de los carpinteros.
Un aspecto que conviene destacar es que debido a que formaban un gremio indispensable para la construcción, los carpinteros de lo blanco establecieron una rígida organización jerárquica, tal como se puede atestiguar en diversas ordenanzas de la época. En la cúspide encontramos al geométrico, cuyas atribuciones eran las equivalentes a las de un arquitecto de hoy en día, puesto que su misión principal era proyectar la armadura correspondiente a un espacio determinado. Por debajo de él quedaba el lacero, que si bien era completamente capaz de ejecutar armaduras tanto simples como de lazo, supuestamente carecía de la capacidad de proyectar soluciones ex-novo. Y descendiendo en la escala encontramos varias clasificaciones más. También se diferenciaba entre carpinteros de obras de afuera y carpinteros de taller o tenderos, en función del lugar en el que realizaban su trabajo.
Este extracto de la complicación jerárquica de los carpinteros nos da una idea de la consideración que podían llegar a tener, y también refleja la estanqueidad social reinante en la época. No obstante, el ascenso en la escala gremial en teoría era posible, y se podía realizar mediante el pago de los derechos de exámen correspondiente y su realización conforme a las ordenanzas. Aún así, el ascenso a los niveles más altos era infrecuente y estaba al alcance de muy pocos, económicamente hablando.
En torno a los siglos XVII y XVIII, coincidiendo con un período de grave decadencia en el país, se produce una lenta y continuada degeneración del oficio debido a múltiples factores. Por un lado, la expansión geográfica de España provocó que las zonas más lejanas tuvieran escaso control por parte de los gremios, y comenzasen a utilizarse soluciones que iban diluyendo el buen hacer de épocas anteriores, y por otro, la comentada crisis del XVII, debida a la cual la tecnología constructiva sufrió un retroceso. También en esa época comenzó a desaparecer la figura del maestro de obras -así como la del geométrico- en favor del arquitecto tal y como se concibe hoy en día, de manera que se produce una escisión entre el artista que concibe la obra en su cabeza, y el operario que la ejecuta. Y de esa forma la carpintería de lo blanco pasó de ser una de las profesiones más importantes y asombrosas de la construcción, a convertirse en lo que hoy denominamos de manera generalista la carpintería de armar, un oficio artesanal con un brillante pasado.
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Hola buenas noches, tengo una duda sobre el trabajo de la carpintería de lo blanco.
He leído por ahí que la técnica proviene de los carpinteros visigodos. Pero ahora mismo, viviendo en el Líbano, veo que en toda esta zona existe también una tradición carpintera y trabajos de armaduras de lazo desde época omeya y anterior. Los godos, antes de su llegada a la península ibérica, anduvieron por esta zona debido a las guerras romano sasánidas y a sus propios movimientos migratorios.
¿No sería más razonable pensar que dado su carácter de pueblo nómada, estas técnicas de construcción tan refinadas (como también el uso del arco de herradura, ya presente en obras persas y bizantinas) las aprendieron en esta zona y luego las materializaron una vez asentados?
Muchas gracias, saludos.
Hola Marta, indudablemente es una hipótesis que podría ser válida. Hasta donde yo sé, el Líbano posee vegetación que puede dar lugar a una cierta tradición carpintera, a diferencia de otras zonas en las que brilla por su ausencia. Sin embargo esas armaduras de las que hablas, ¿son apeinazadas o ataujeradas? (es decir, los maderos son a la vez estructurales y decorativos, o solo tablas con cintas que forman lazos? Lo que yo creo, en base a lo que he leído de varios autores, en especial de Enrique Nuere, es que la tradición constructiva que florece en España a partir del siglo XIII aproximadamente, se basa en el uso del cartabón como método de prefabricación de las armaduras de cubierta, ya sean con lazo o sin él, y que la adición del lazo se consigue usando esos mismos cartabones, de manera que se genera un nuevo tipo de cubierta en el que se integra la estructura y la decoración en el mismo elemento. Esa característica, a no ser que se encuentre lazo apeinazado en alguna otra parte del mundo, hoy por hoy se considera exclusivamente española (o ibérica, si se prefiere), por la confluencia de la geometría islámica y la técnica carpintera noreuropea. Sin embargo, lo que planteas podría ser una nueva vía de investigación. Un saludo!
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Un articulo muy interesante, ¿Sabría decirme dónde puedo encontrar bibliografía al respecto? Me interesa mucho el tema de la carpintería en época moderna, pero apenas encuentro nada.
Son la mejor carpinteria qué pude contratar, me ayudaron y asesoraron a hacer realidad mi proyecto. Me abro de eyos una amiga una amiga y no puedo estar más contenta, se los recomiendo al totalmente. Muchas gracias por ser tan profesionales.
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Muy interesante las armaduras de madera hacen un efecto encantador en la arquitectura.Me podias decir,por favor,dirigiendote a mi correo donde hay en España pies derechos de madera que tengan escudos labrados en madera.Es que tengo una fotografia de un libro,y esta el edificio haciendo esquina a esa plaza o plazuela pero no logro localizar de que poblacion es el edificio aparece al final y no recuerdo en ningun viaje haber visto balaustres y pies derechos entremezclados pero estos con escudos.Muchas gracias.La foto es de hacia 1990 y no tiene indicacion alguna de donde puede ser.
Hola Eduardo, puedes enviarme la foto a [email protected] y veré si soy capaz de localizarlo. Según la descripción que das, no se me ocurre, pero con una imagen puede ser muy distinto. Un saludo.