Sobre vidas y árboles

Aunque un árbol nos pueda parecer un ser completamente ajeno en forma y sentido, su vida y la nuestra están tan entrelazadas, tan cercanas, que tal vez ni nos damos cuenta. Solo hay que observar la cantidad de palabras que proveniendo del mundo vegetal, aplicamos a nuestra propia existencia: florecer, madurar, desarraigo, marchitarse… y mil más.

Con relación a esto, siempre que pienso en la complicada situación que viven millones de personas, cuando el bienestar parecía asegurado hasta ayer, me acuerdo de una de las lecciones que más me impactaron a mi paso por la escuela de arquitectura. La dió el que considero uno de los mejores profesores que había en aquel entonces, en una asignatura relacionada con la madera que elegí casi por azar. Aunque han pasado ya bastantes años, recuerdo aquella clase con gran precisión. Fué algo tal que así:

Como bien sabéis, para cualquier ser vivo, el entorno que le rodea mientras crece es fundamental, pero para un árbol, que está anclado al terreno y no se puede mover, mucho más. A las personas les sucede algo muy parecido.

Cuando la vida temprana de un árbol ha sido cómoda, abundante en agua y nutrientes, y ha recibido la luz del sol, su tronco y su ramaje crecen con homogeneidad y rectitud, mostrando un aspecto alargado y sano. Sin embargo, en un árbol, el alto contenido de humedad y el crecimiento acelerado provocan que su madera sea débil, con una capacidad de resistencia limitada y vulnerable frente a los hongos y los xilófagos. Son la viva imagen del ser humano que ha logrado desarrollarse en un entorno favorable, con buena alimentación y cuidados, pero que tal vez ante problemas graves de la vida se queda sin respuesta.

En el otro lado están los árboles que han crecido en un entorno hostil, carente de agua, y con una vida llena de dificultades. Ante la sequedad y el escaso desarrollo, su madera se comprime y se vuelve dura, a la vez que su silueta se retuerce y se bifurca innumerables veces, siendo más achaparrado de lo normal. Cuando queramos usar su madera, podremos asegurar que será muy resistente, tanto en esfuerzos como frente a las enfermedades, y sin embargo, nos dará problemas debido a que los retorcimientos que le produjo su complicada existencia harán que se deforme una vez cortada.

Será raro que logremos encontrar un árbol cuya madera sea dura, recta y no se deforme. Y como ya os dije, las personas son parecidas.

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6 Comentarios

  1. Estudiando tu estupendo blog, una de las cosas que aprecio es la poca diferencia que hay entre la técnica y la filosofía. Se llega a comprender que haces lo que te gusta y creces espiritualmente con ello.
    Y otra cosa es lo buen fotógrafo que eres. Bienvenido a la red.

    • Muchas gracias por tus halagadoras palabras, Alberto. Ciertamente, en el mundillo carpintero, lo material y lo espiritual andan muy cercanos. Un saludo y espero que te siga gustando el blog.

  2. Enhorabuena Javi por el blog. Muy ameno incluso para los que no tenemos ni idea de arquitectura. Seguro que eres genial como arquitecto pero escribes muy bien y la fotografía no se te da nada mal.

    • Chele, que alegría ver un comentario tuyo por aquí! Muchas gracias! Pues sí, ya que no hay edificios que hacer, por lo menos que el arte salga por otros lados. Un abrazo.

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