Faraŷ y sus discípulos, artesanos de Madinat al-Záhira, fueron los realizadores de la arqueta de Leyre, que fue un obsequio a Abd al-Málik en el 395 de la Hégira. En la realización de su cubierta, a cargo del propio Faraŷ, se utilizó el concepto de albanécar, al igual que se hacía en las armaduras de cubierta.